Tamara Contador, investigadora principal del Centro Internacional Cabo de Hornos (CHIC), estudia cómo los insectos se ven afectados por el Cambio Climático en Puerto Williams. Desde hace más de un año que para estudiar diversas especies de moscas de agua dulce utiliza una novedosa técnica: no captura los insectos para llevarlos físicamente a laboratorio, sino que los fotografía en terreno y con ese material desarrolla su trabajo, que ha sido destacado a nivel nacional ¿Por qué? Aquí te contamos.
Cerca de 15 años lleva Tamara Contador, investigadora principal del CHIC, analizando cómo los insectos de Puerto Williams se ven afectados por el cambio climático. Durante ese tiempo algo le preocupaba: cómo realizar esta labor sin afectar la vida de estos invertebrados, que eran capturados desde las aguas, mantenidos en incubadoras para ser estudiados desde un laboratorio. Para evitar la muerte, el insecto era devuelto al día siguiente a su captura.
Sin embargo, desde hace un año y medio, la bióloga ha implementado una metodología, desde la ética biocultural, para llevar a cabo sus investigaciones ¿En qué consiste?, la también investigadora de la Universidad de Magallanes explica que ahora al capturar especies de moscas y efímeras como Meridialaris chiloensis, Gigantodax rufescens o Edwardsina dispar desde el río Róbalo, los guardan en recipientes, les toman fotografías con un celular y con esas imágenes trabajan desde el laboratorio, sin necesidad de llevarse a los insectos.
“Ha sido genial, porque no tenemos que sacarlos más que los minutos que toma sacarles la foto y devolverlos, entonces se está pareciendo cada vez más a las metodologías que se usan con las redes nieblas (para estudio de aves), en el sentido en que el pájaro se captura, rápidamente se mide, y se libera”, indica.
Estudiando a seres vivos
Esta forma de trabajo resulta llamativa, comprendiendo que se trata de seres invertebrados que viven debajo de las piedras en los ríos de Isla Navarino, en el Cabo de Hornos. Pero, para Contador la implementación de esta metodología ética busca que se cambie la mirada respecto a insectos e invertebrados, entendiendo que no se trabaja con objetos de estudios sino que con seres vivos, “animales que tienen vida en sí misma”, afirma.
Esta mirada de investigación, comenta la bióloga, se basa en la ética biocultural del programa CHIC, y que, por ejemplo, se desarrolla en los estudios desde el Parque Etnobotánico Omora. En ese sentido, se pretende alejarse de una visión extractiva de la ciencia, añade.
“Personalmente como investigadora y como persona, no puedo convivir con esa mirada. Estamos observando, vivimos con estos animales, vivimos en su río, vivimos en un río que co-habitamos, entonces si los quiero mirar tengo que hacerlo de manera respetuosa, sin impactarlos porque son seres vivos, no son un objeto de estudio”, sostuvo.
La metodología ética que implementa Contador, y que también la practican investigadores más jóvenes, se quedará para siempre. De hecho, en el futuro se trabajará con cámaras dispuestas en redes tipo niebla, pero en el agua y así no se deberán sacar a los insectos de su hábitat. “Por ejemplo, tenemos una red acá, pasa el agua, movemos las piedras, un poquito más allá, se sueltan los insectos y pasan por la red, y ahí se toma la foto, y pasan”, detalló.
Cabe señalar que esta metodología ética fue presentada en la XLI versión del Congreso Nacional de Entomología que se desarrolló en Concepción entre el 29 de noviembre y el 1 de diciembre, donde investigadoras e investigadores del país compartieron respecto a sus estudios sobre insectos y donde Contador fue invitada como una de las charlistas principales.
Tamara junto a Vania Narváez, tesista de pregrado CHIC.